A la contralora general del estado, Leslie Garibo Puga, le tocó la rifa del tigre y le tocó bailar con el más feo. Tenga usted la seguridad que ningún funcionario del gabinete salsero será tocado por esta dependencia. Todos, absolutamente todos los funcionarios morenistas se tapan con la misma cobija de la impunidad, al menos en Veracruz, así sucede. Contradiciendo la doctrina filosófica y moral del gurú de la Cuarta Transformación, de «no mentir, no robar y no traicionar», el hombre de la triste figura, Cuitláhuac García, encarna y hereda los vicios y costumbres de las administraciones priistas. En la gran mayoría de las oficinas fueron incrustados los familiares y amiguitas de los titulares de las dependencias que dirigen.
En la del Trabajo, SEV, Salud, Protección Civil, en el DIF, vaya hasta en el Congreso local, se ve la algarabía de la nueva generación de burócratas y de funcionarios de medio pelo para abajo. Haciendo un poco de historia, luego de que Miguel de la Madrid propusiera a José Ramón, su hijo, en el puesto de subsecretario, José López Portillo, dijo: «Es el orgullo de mi nepotismo». Pues la titular de la Secretaría del Trabajo no se quiso quedar atrás.
Si Cuitláhuac García piensa que el presidente no lleva nota de los yerros cometidos por él y por su inepto secretario de Gobierno, está completamente equivocado. El presidente tiene gente muy cercana que le informa diariamente todo lo que acontece en tierras veracruzanas. Además, el fuego amigo está presto para informar las peripecias del inexperto gabinete que acompaña al hijo del maestro Atanasio. Lo que es un hecho es que a García Jiménez y su cofradía de aduladores les cuesta trabajo seguir la doctrina de AMLO.
Comentarios