Para que funcione el remplazo de la mal llamada Reforma Educativa, se espera la participación decidida de los actores principales: los maestros. Ya sólo falta la aprobación en el Congreso y que éste pase por lo menos en otros 17 congresos locales para que por fin se conozca el resultado de las consultas que se llevaron a cabo en todo el país. No obstante, también será necesaria la participación de tutores, directivos, jefes de enseñanza, supervisores, jefes de sector, autoridades locales y la participación de padres de familia.
Que no se nos olvide que la meta será poner al alumno como objetivo principal de todos los esfuerzos educativos. No sólo se pretende elevar la calidad, sino también alcanzar resultados excelentes. Hace un mes, Esteban Moctezuma Barragán, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), dijo: «Vamos a dialogar con quien se tenga que dialogar para lograr que los niños y jóvenes realmente estén en el centro del sistema educativo». En otras palabras, los maestros deberán esforzarse por poner en primer lugar los intereses de los alumnos, y los suyos en segundo lugar, desde luego, en el ámbito escolar.
Y es que con este nuevo modelo que impulsará el gobierno del presidente López Obrador, se buscará regresar al humanismo y que el magisterio mexicano sea visto como un verdadero apostolado, tanto de parte del gobierno como del propio maestro. Por lo pronto, los maestros están a la expectativa para conocer el nuevo modelo educativo, junto con sus leyes secundarias. No vaya a ser que, en una de esas, se cuele una palabra indeseada como la famosa “permanencia” de la mal llamada Reforma Educativa anterior.
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