Con el FONCA llegaron también las mafias, que ya existían, pero que participaron en el FONCA buscando beneficios para sus agremiados. El FONCA se convirtió entonces en una especie de Sedesol, que brindaba recursos de manera discrecional a los creadores, no tanto por su talento, sino por la relación que tenían con las mafias que controlaban ese mecanismo de becas. Así fue con Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto.
El FONCA no puede presumir que, gracias a esas subvenciones otorgadas, el trabajo artístico en nuestro país se haya elevado, no tanto en cantidad, sino en calidad. La comodidad es el peor enemigo de un creador, y mientras el creador y ejecutante cuenten con la beca del gobierno cada periodo determinado, pues no le preocupa crear. Pero ahora hay rebelión en la granja, porque muchos creadores y ejecutantes se pelean el control de los graneros.