Durante todo el sexenio de Javier Duarte, la Universidad Popular Autónoma de Veracruz no recibió más que migajas. Del presupuesto que se tenía para la UPAV, Finanzas no aportaba no el 10 por ciento. Fue por ello que la UPAV se hizo autosustentable. En los tiempos de Guillermo Zúñiga la UPAV tenía más de 75 mil alumnos en bachillerato, licenciatura y maestría. En el gobierno de Yunes Linares la UPAV se redujo a menos de la mitad, algo así como 35 mil alumnos y a la baja. Habría que enterarse cuál es la matrícula de la UPAV a la fecha para saber si el presupuesto reducido que se le ha entregado es o no suficiente.
Pero, sobre todo, habría que enterarse que es del fideicomiso de la UPAV, fideicomiso que se llama “Somos para bendición AC” y en que se depositan las cuotas de los alumnos y los pagos de títulos, licenciaturas y maestrías. Como hemos reportado, ese fideicomiso que nació para redimir a alcohólicos, ahora recibe más de 50 millones de pesos en un plazo de tres meses. Ese fideicomiso está a nombre de Desiree Bocanegra, amiga de la administradora Rosalba Aguilar.
El rector de la UPAV, Ome Tochtli Méndez Ramírez, dice que pedirá 13 millones de pesos de presupuesto para la UPAV, pero lo que debería hacer es administrar bien los millones que ingresan a esa fundación que manejan manos extrañas. La UPAV es autosustentable y los recursos que recibe le alcanzarían para sueldos y compensaciones de los maestros, pero mientras estén manos deshonestas sobre ese fideicomiso “Somos para bendición AC”, no les va a alcanzar para nada.
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