Édgar Landa Hernández / Desde que inicia la gestación en el vientre de nuestra madre es el tiempo el que lleva la batuta, conteos y sobre todo una estadística en el cual será el mismo tiempo, el tiempo idóneo de salir de ahí y dar paso a un nuevo ser, nuestro nacimiento.
Todo tiene un tiempo. El tiempo es la exactitud de una acción. No sabemos a ciencia cierta cuánto tiempo permaneceremos aquí en la tierra, pero será el tiempo que nos brinda nuestro creador para aprovechar nuestro tiempo terrenal.
A medida que avanzamos, la infancia, la adolescencia, la juventud, la adultez y después la vejez, si bien nos va, nos daremos cuenta que el tiempo es inexorable, es implacable y jamás se detiene. Aun si cometemos errores, no se puede regresar el tiempo para enmendar las fallas, pero sí es el tiempo el que también nos da una pauta para reconocer nuestros errores y sobre todo para reivindicarlos.
Cuando decimos “es que no tengo tiempo” “es poco tiempo” me falta tiempo” Estamos dejando de ver la benevolencia del universo. No nos percatamos que el tiempo es la naturaleza de la vida. Y por consecuencia debemos de aprender a administrar nuestros tiempos.
A más de uno he escuchado decir, es más, este servidor también lo ha hecho, y decimos,- no iré a ver a mis parientes porque no tengo tiempo. Cuánto me gustaría dejar unas horas de trabajar para irme meter al cine, pero desgraciadamente no me da tiempo, y así sucesivamente hasta que en nuestra mente se queda clavada esa palabra que en el subconsciente también nos dice que jamás tendremos tiempo, y así pasamos nuestra vida hasta que llega el tiempo de partir y ya es demasiado tarde para tomar un poco de tiempo y hacer lo que nos gustaba o anhelábamos.
Lo idóneo sería dedicarle más tiempo a hacer lo que nos gusta o interesa, dedicarle minutos que coadyuven a nuestro bienestar. La vida es un pequeño suspiro que si no lo aprovechamos ahora, ya no habrá un después. El tiempo es hoy, en el aquí y el ahora y con los pies bien puestos sobre la tierra.
Hoy es tu tiempo, disfruta de lo bello, camina por donde te gusta, come lo que se te apetece, toma de la mano a tu pareja y conversen como cuando eran novios (en aquel entonces si había tiempo). El tiempo lo hemos tomado como un capataz que no nos deja respirar ni acaso un segundo.
Dale tiempo al tiempo y sobre todo a tus decisiones, no te vayas o te quedes con las ganas de realizar algo que te gusta o te gustaría hacer, inténtalo y verás que todo es cuestión de tiempo.
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