Salvador Muñoz / Hay que ser francos… el Corte de Caja a los 100 días de Gobierno, no es más que una “gringada” que Franklin Delano Roosevelt realizó cuando encontró a un gobierno en crisis y decidió tomar las riendas como mandatario. Exigirle un informe a Cuitláhuac García Jiménez porque este domingo se cumplen 100 días de haber rendido protesta como Gobernador, sinceramente se me hace excesivo o innecesario.
Excesivo, porque a lo largo de este lapso citado que se ha de cumplir el domingo, hemos visto los alcances de García Jiménez. Tómese el “alcance” con esta comparación: el portero que despeja desde su área y el punto donde cae la pelota… Cuitláhuac no llega más allá de la media luna de su área grande. Hasta este momento y previo a su rendición de protesta, hemos conocido pues, sus limitantes.
Innecesario, porque si bien ha tomado una serie de decisiones y acciones, que van desde la “Declaratoria de Programa Emergente por Crisis de Violaciones de Derechos Humanos en Materia de Desaparición de Personas en Veracruz” así como la reducción de sueldos (incluido el de él… aunque tal parece que siempre no) y otras medidas de austeridad, la percepción que uno tiene es que ninguna de estas medidas repercute directamente en la vida de todos los veracruzanos, en especial, en su bolsillo o en su seguridad.
Para muchos, el pretexto ideal para que igual no dé un corte de caja de administración, es porque son pocos 100 días para realizar algo… ¡y estamos de acuerdo! ¡totalmente de acuerdo! si nos ceñimos a uno de los puntos citados líneas arriba: Cuitláhuac ha dado material en este lapso para tener una idea de hasta dónde llegan sus alcances o limitaciones.
Ah, y para quienes dicen que es poco tiempo 100 días para hacer algo, baste recordar que Roosevelt, al enfrentar una crisis que ponía en riesgo la paz social y económica de su país, trabajó unido al Congreso para hacer leyes que le dieran control del sistema bancario, aprobaran subsidios para granjeros, poner en marcha obras públicas para construir carreteras que generaran desarrollo, y crear un sistema de apoyo a desempleados… en 100 días, en un país, con el apoyo del Congreso, cuya mayoría le era afín…
Acá, en Veracruz, en un estado que presume Cuitláhuac haber recibido en crisis, con mayoría abrumadora en el Congreso, la percepción que se tiene de su labor en estos cien días es la siguiente en tres puntos:
1) Buscar a como dé lugar, sacar al Fiscal General del Estado de su encargo… no pudo.
2) Culpar de la inseguridad que (sobre)vive Veracruz, al Fiscal General del Estado… y
3) Culpar de la falta de operatividad en distintas dependencias a la administración anterior.
Agregue a ello el corte de listón en obras municipales, varios batazos de hit, un taco de ojo en pruebas de béisbol, generar la marca “Sabadaba” y ya.
Mientras, tenemos un estado inmóvil, al garete, sin hoja de ruta… como si se estuviera a la espera del Gobierno federal, y no precisamente de que le suelten recursos, sino de que le den el manual de instrucciones, porque pareciera que no tiene puta idea de qué hacer con Veracruz.
En descargo de Cuitláhuac, vale la pena comentar que es producto de la representación popular que no lo obliga a saber Gobernar aunque él diga que se preparó para ello. Sin embargo, tiene la obligación de al menos rodearse de gente que le saque la chamba y en ello hay tres factores fundamentales a los que a ojo de buen cubero, se pueden calificar: 1) Secretaría de Gobierno, 2) Secretaría de Seguridad Pública y 3) Sefiplan.
Del 1, creemos que el día en que entienda y atienda su responsabilidad, habrá avanzado Cuitláhuac, pero para ello, debe haber un secretario de Gobierno y no un “escort” que a todos lados vaya al lado de García Jiménez.
Del 2, como en cualquier administración, será al que le toque bailar con la más fea, pero si bien la situación no está para bollos, tampoco para pretextos y repartición de culpas, sino para redoblar esfuerzos.
Del 3, curiosamente, es el que menos ruido hace pero que en términos “contables”, permite a Cuitláhuac saber que cuenta con él, mas no basta que éste cumpla y el resto no, incluido el mismo García Jiménez…
No podemos omitir que Cuitláhuac es a todas luces un bien intencionado, quizás sea una persona honrada, buena gente y cumpla al pie de la letra los mandatos y dogmas de Morena, pero al menos en estos primeros cien días, Gobernador es una palabra que le ha quedado muy grande. Ojalá, y por todos los veracruzanos, el tiempo diga que estoy equivocado y un día, no lejano, Cuitláhuac decida por fin tomar las riendas del Gobierno.