El gobernador Cuitláhuac García ya ha dado grandes muestras de sus limitantes. No es diestro para discursar, el último ejemplo lo tenemos en su discurso del Día de la Bandera: «Por alcanzar incansablemente la justicia», pero finalmente estos errores sólo quedarían para la anécdota. Sin embargo, sí es grave que el gobernador no pueda prever las consecuencias de sus acciones.
Al dejarse llevar por las vísceras y queriendo cobrarse afrentas que él mismo se causó, ha decidido quitar casi 500 millones de pesos al presupuesto de la Fiscalía General del Estado (FGE), ello con la excusa de la austeridad. Cuitláhuac García piensa que con esa decisión se cobra algunas afrentas en contra del fiscal. Como no pudo quitarlo porque le fallaron sus operadores, ahora pretende limitarlo.
Pero en su estulticia, el gobernador de Veracruz no entiende que a quien perjudica es a los veracruzanos. Con menos presupuesto la procuración de justicia en Veracruz se verá afectada, lo que beneficiará a muchos delincuentes que andan sueltos o que están siendo investigados. Pero hagan entender al gobernador, quien al parecer tiene las neuronas en el hígado y las ideas en el estómago.
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