Finalmente, cada quien puede hacer con su tiempo libre y con sus recursos económicos lo que mejor le venga en gana. Sin embargo, el horno en el estado de Veracruz no está para bollos; todos los días, sí escuchó bien, todos los días aparecen muertos y levantados por miembros del hampa. Apenas ayer apareció el cuerpo de un estudiante desaparecido en Sayula, un joven estudiante de ingeniería que no contó con la protección de los cuerpos de seguridad.
Esto en el contexto de que algunos pobladores están tomando la justicia en sus propias manos. Y todo porque tenemos un gobernador salsero y un secretario de Gobierno de pacotilla. A ver si ahora no salen culpando otra vez al fiscal Jorge Winckler, por su falta de compromiso y prioridades.
