Los pocos segundos de video fueron suficientes para que cibernautas viralizaran el acto terrorífico para un felino domesticado, acostumbrado a rasguñar sillas, ventanas, cortinas o los pantalones de sus amos pero no destripar a otro animal, como lo hicieron sus familiares asiáticos.
Se trata de un gato grisáceo, el cual aparece recostado en un sillón, junto a su amo, quien ocupa un espejo para captar el reflejo del felino que quedó con los ojos completamente abiertos, sus orejas contraídas, pegadas a la cabeza y una mirada que irradiaba miedo y asombro.