El problema es que se le descubrió que también era propietaria de un penthouse en Houston, con un valor de más de 11 millones de pesos. La secretaria de Gobernación dijo que ese departamento sí se declaró, pero que los del Instituto Nacional de Acceso a la Información no lo subieron a su página. Ese departamento, dice Sánchez Cordero, es el fruto de 100 años de trabajo, 50 años de ella y 50 de su esposo.
Pero el caso es que a pesar de que ella aseguró que ya lo declaró y que el INAI es el responsable de mantenerlo oculto, el penthouse sigue fuera de su declaración patrimonial. Habría que decirle a la secretaria de Gobernación que no es pecado ser rico, pero que sí es deshonesto el afán por hacerse pasar por menesteroso.