Como era de suponerse, las conversaciones entre ambos giran en torno a asuntos familiares, en repetidas ocasiones él pregunta por sus hijas y ella le responde. Pero también hay algunas cuestiones más íntimas, por ejemplo, cuando Joaquín Guzmán Loera cambiaba su lugar de residencia, por aquello de que la justicia andaba tras de él, le escribía a su esposa para que le consiguiera ropa, zapatos deportivos del número siete y hasta un tinte para su tan característico bigote. Estas revelaciones nos dejan ver el lado vanidoso del capo de la droga, uno que jamás esperamos que tuviera.
Una vez que Emma Coronel conseguía las cosas que su marido pedía, se pactaba un lugar para la entrega; esta fue una práctica muy común entre ambos por mucho tiempo. También se le dio lectura a las conversaciones que mantenía con su amante, una joven de nombre Agustina Cabanillas quien además se desempeñaba como una de sus operadoras e informantes. Al igual que estas mujeres, algunos de sus colaboradores más cercanos eran espiados por ´El Chapo´, y se espera que en las próximas audiencias se den a conocer nuevos detalles sobre lo que hablaba el narco mexicano con ellos