¿Qué pensaría usted de una autoridad que le describe a los delincuentes, que da un diagnóstico de los delitos, que le explica cómo actúan esos sujetos, quienes son y donde están, pero que no hace nada para sancionarlos? ¿Cómo calificaría usted a esa autoridad: negligente, cómplice o tonto? Pues uno de esos adjetivos merece el alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez, quien sabe que existen líderes que explotan a comerciantes ambulantes, que los obligan a tomar las calles, que les cobran una cuota, pero que no hacen nada para detenerlos.
Durante las fiestas, cientos de vendedores ambulantes tomaron las calles, cobraron una cuota, crearon molestias y pérdidas al comercio formal pero el alcalde no hizo nada. Lo que es gracioso y vergonzoso al mismo tiempo es que el alcalde estuvo siempre muy bien informado. Hasta dio cátedra a los medios sobre cómo hacer su trabajo, hasta explicó cómo actúan esos líderes, pero el ayuntamiento no hizo nada para evitar que los vendedores ambulantes tomasen calles completas.
Dice el alcalde que con los líderes es imposible dialogar, por lo mismo, al no poder dialogar, se fue a su casa a comer pavo y dejó que los ambulantes tomaran las calles. No les mandó a la fuerza pública porque ya ve usted que la orden del gobernador es no retirarlos, pues nos deja a los ciudadanos las recriminaciones.
Hipólito Rodríguez ya no quiere gobernar Xalapa, a leguas se ve que está hasta la madre de los problemas, de los medios de comunicación, de sus regidores, de sus empleados y de los ciudadanos. Ya mejor que renuncie y que pongan a alguien que sí quiera trabajar.
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