En su momento, cuando salió a decir que ya era heterosexual y que su vida de desenfreno, excesos y promiscuidad habían quedado atrás, pasaron a segundo plano porque fue señalado de homofóbico al asegurar que ser homosexual no era bueno. Entonces, la comunidad gay se le fue encima, además de los grupos defensores de los derechos humanos y uno que otro ex compañero de trabajo descalificó sus dichos. Hoy, a varios meses de haber pasado por esa etapa, Clark se muestra más mesurado, y aunque sigue hablando de Cristo como su salvador, ya no es tan duro con sus opiniones.
Recientemente, en una entrevista, dijo que ya tiene novia y que está tan enamorado de ella que ya hasta se quiere casar y tener hijos. Confesó que se conocieron en Tierra Santa, mientras ambos buscaban respuestas para mejorar en la vida, y que lo que más le gusta es que ambos tienen “la misma hermandad en Cristo”. Aunque eso de que se curó de la homosexualidad nadie se lo cree, porque ser gay no es una enfermedad, esperamos que de verdad se tome en serio este nuevo paso que quiere dar, no sea que luego nos salga con que siempre no, y vaya a querer regresar a su verdadero yo