No le será nada fácil al Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), especialmente al autollamado Subcomandante Marcos, vender nuevamente el cuento del Robín Hood posmoderno o volver a encarnar el papel de Chucho El Roto, aquel legendario salteador que defendía a los pobres y les robaba a los que les sobraba. Su mutismo ante los fraudes electorales del 2006 y 2012 y de su incursión a la política mediante una mujer llamada Comandanta Ramona, estrategia que pretendía dividir las preferencias electorales para restarle votos a Morena, los ha dejado muy mal parados ante la sociedad mexicana.
El barato protagonismo de Rafael Sebastián Guillén Vicente ha desilusionado a los que en algún momento le dieron su apoyo. Este personaje no debería subestimar al actual presidente. AMLO sabe que cuenta con el apoyo de más de 30 millones de mexicanos y que los otros poderes están fortalecidos y robustecidos por los aires democráticos de la 4T.
Uno de los posibles escenarios sería la detención del propio líder zapatista o una polarización y enfrentamiento con los seguidores del presidente tabasqueño. Así que, sería bueno que alguien le diga al encapuchado que su movimiento ya pasó de moda y que, sobre todo, su imagen ya está muy desgastada.
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