Únicamente once días fueron los que Martha Erika Alonso ostentó el cargo de gobernadora del estado de Puebla. Fue la primera mujer en gobernar aquella entidad, y también la primera panista en alcanzar esa posición. Sin embargo, su candidatura, campaña y triunfo estuvieron plagados de polémicas y serias acusaciones por parte de sus contrincantes, que no pararon incluso después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ratificará su triunfo apenas unos días antes de que rindiera protesta al cargo.
Solo once días, imposibles para siquiera arrancar como se debe un gobierno estatal; recién acababa de terminar de nombrar a quienes serían las y los colaboradores en su administración. Apenas calentaba motores para trabajar en cumplir las promesas que hizo a los poblanos, mismas que la llevaron a alzarse con el triunfo en las pasadas elecciones. Sin embargo, en estos escasos días se posicionó en contra de los recortes al presupuesto de la entidad, y había anunciado que exigiría al gobierno de Andrés Manuel López Obrador más recursos para mejorar la vida de los poblanos.
Su muerte, y la de su esposo, el senador Rafael Moreno Valle, también supone el final de lo que en Puebla se conoce como el morenovallismo, una corriente política encabezada por el matrimonio, y que algunos acusan, buscaban perpetuarse en el poder, aunque otros se manifestaban a favor de ellos pues gracias al trabajo de ambos la entidad pudo crecer de manera importante en los últimos años. Los poblanos y todos los mexicanos nos quedaremos con las ganas de saber qué es lo que Martha Erika hubiera logrado, y no queda más que lamentar la tragedia que ha ocurrido.
Comentarios