Al parecer hasta los que de “panzazo” pasaron por las escuelas de Derecho se pueden inscribir. Aunque no haría mal una maestría o doctorado. Por cierto, pueden preguntar a Zenyazen Escobar donde se consiguen maestrías al vapor. 443 aspirantes entre los que destacan personas con una trayectoria impecable, como Jacobo Domínguez Gudini, pero también gente como Tomás Carrillo, a quien ya no lo aguanta ni su caballo.
Por supuesto con un colador se hará una primera selección en donde se descontará a todos aquellos que no llenen los requisitos o que no tengan los méritos para ser magistrados. Después la decisión quedará en manos de Cuitláhuac García quien hará la propuesta al Congreso de estado que ya advirtió, en esta ocasión no habrá “amiguismos”. ¡Ah, que tiempos aquellos en que, como diría la magistrada Yolanda Cecilia Castañeda, “ya cualquier pendejo puede ser magistrado”!