A los brigadistas de Morena portazo en la cara; “no somos agencia de colocaciones

Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) FOTO: WEB
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Armando Ortiz / En los últimos años surgieron en Xalapa las brigadas de Morena. Los brigadistas se reunían regularmente para hablar del proyecto lopezobradorista que ahora ya se denomina la 4ª Transformación. Los primeros eran buenas personas de izquierda que durante años habían sido objeto de hostilidad, motivo de burla y escarnio por parte de los militantes del partido en el poder, ya sea el PRI, o el PAN en dos sexenios. Aguantaron y llegó el tercer intento de López Obrador. Entonces las brigadas de Morena aumentaron y mucha gente, sin más interés que hacer de AMLO el presidente de México, aportaron muchos de sus recursos y tiempo. A esas brigadas se sumaron muchos tránsfugas de otros partidos que con buen olfato olieron que el de Tabasco tenía muchas posibilidades de ganar. Hubo de todo, conversos y mapaches, ingenuos y vividores, el caso es que las brigadas se multiplicaron consiguiendo con su trabajo hacer de López Obrador el presidente de México y de Cuitláhuac García el gobernador de Veracruz. Pero a la hora de la repartidera se olvidaron de ellos. Algunas brigadas se organizaron y entregaron sus currículums a líderes como Manuel Huerta, Rocío Nahle y hasta a Daniela Griego. De uno de estos líderes los brigadistas recibieron la respuesta: “No somos agencia de colocaciones”, y recibieron un portazo en la cara. Lo que más duele a los brigadistas es que muchos expriistas, expanistas y ex cualquier cosa, si consiguieron colocarse en las miles de plazas que se abrieron en el gobierno de Cuitláhuac García. Para esos trapecistas de la política Morena sí fue agencia de colocaciones; eso tiene bien encabronados a muchos brigadistas que tarde o temprano se la van a cobrar a Morena, eso dicen.

¿Y quién es Adriana Linares Capitanachi?; “se dice abogada, pero desconoce la ley y tiene miedo de todo y para todo”

Una miembro del Poder Legislativo, en lugar de pedir resultados al Poder Ejecutivo, que esa debería ser su tarea, se pone a reclamar a los medios de comunicación por presionar demasiado, por exigir resultados. Adriana Linares Capitanachi es la diputada que se portó como palera del gobierno, como si ella fuera parte del Ejecutivo y no del Legislativo. ¿Quién es esta diputada? Linares Capitanachi es diputada de Poza Rica, diputación que consiguió en su segundo intento. Se dice que es gente de Manuel Huerta y que llegó a diputada no por sus propuestas, sino gracias al tsunami llamado López Obrador. El periodista Roberto Valerde García la describe de la siguiente manera: “Se dice abogada, pero desconoce la ley y tiene miedo de todo y para todo. Para mover el pie derecho, le pide permiso al izquierdo (…) Y es que guste o disguste, nos caiga bien o no, Linares Capitanachi al parecer no tiene criterio propio, mucho menos propuestas, de ahí que su “campaña” consiste en repetir como loro el proyecto de nación de López Obrador”. El periodista Roberto Valerde reportaba que la señora, por miedo, no quiso participar en los debates con los otros candidatos a la diputación. Es comprensible entonces que la señora, lo mismo que su gobernador Cuitláhuac García, haya salido huyendo de los reporteros cuando vio que estos la empezaban a cuestionar.

¿Y para qué quiere Guadalupe Zamora Treviño, directora de DGB, 3 secretarios, 3 asesores y un chofer?; para ordeñar sus sueldos

Con el supuesto descuento del 20% que ofreció Cuitláhuac García a AMLO, descuento que sería para todo su gabinete, una directora general ganaría sólo 40 mil 220 pesos mensuales. Quizá Guadalupe Zamora Treviño, nueva directora de Bachillerato de la SEV, lo sabe y por lo mismo ya buscó maneras para no salir tan raspada con el sueldo. Una manera de obtener más recursos es colocando a cuantas personas de su confianza pueda a su alrededor, gestionarles un sueldo más que decoroso, para después ordeñarlos mes con mes. Así, como dice la canción: “Tengo, tengo, tengo, tú no tienes nada. Tengo tres ovejas en una cabaña. Una me da leche otra me da lana otra mantequilla para la semana”. En misiva entregada al portal Política al día de nuestro amigo Paco Licona, los empleados de la dirección de Bachillerato se quejan de que Guadalupe Zamora Treviño, a quien conocen bien pues era parte de esa área desde antes, “trae un equipo de trabajo de 3 secretarios particulares (el cual uno solo funciona para traerle su comida y sus licuados en charola hasta su escritorio), 3 asesores y un chofer”. Siete empleados de confianza para el servicio de la señora, para que le lleven el café, la fruta con cereal o para que le resguarden la puerta del WC y le pasen el papel higiénico. ¡Vaya desfachatez! Mientras los empleados de confianza viven con la zozobra de lo que sucederá con su trabajo, a la señora sólo le faltan dos empelados para tener su propio equipo de béisbol. ¡Poca madre!

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