Esta situación ha sido criticada por organizaciones defensoras de los menores, pues aseguran que se está sexualizando su imagen. Sin embargo, la madre de Maddy Verst ha hecho oídos sordos a todas las críticas, y ha defendido su actuar. Para ella esta actividad es como cualquier otro pasatiempo, de hecho, la señora introdujo a su hija en los certámenes de belleza cuando apenas tenía un año de edad, y desde entonces no ha dejado de ganar coronas y títulos por ser la más bonita.
En Estados Unidos, donde vive la pequeña, estos concursos son bastante comunes y por décadas han despertado las voces que acusan a los padres de robarle a sus hijas su niñez al obligarlas a actuar como si fueran mujeres adultas. Pese a lo anterior, los concursos siguen existiendo e incluso algunos son televisados y muestran todos los procesos a los que las pequeñas son sometidas para lucir espectaculares en las competencias. Sin duda este acto de vestir a Maddy con implantes es un paso más hacia el extremo negativo, y esperamos que no se vuelva a repetir.