Entre las cosas que les piden a los empleados está el bajar el tono de su voz, el uso de celulares, y el comer en los pasillos y las oficinas. Pero uno de los puntos que se anotan en esta circular está el de la «Vestimenta, esta deberá estar acorde a la de una persona que labora en una oficina de Gobierno, tomando en consideración aspecto y cánones socialmente aceptados. Está prohibido el uso de gorras».
Vaya con la incipiente decencia una dependencia que tiene trabajadores que han laborado en esas oficinas por muchos años, algunos por sexenios. Por supuesto que los trabajadores de la SEV saben comportarse, saben ser empelados de gobierno. ¿A qué viene entonces estos exhortos de decencia?
Pues a los complejos que trae el nuevo secretario de Educación, quien en sus tiempos de stripper bien que se quitaba la ropa hasta quedar desnudo, enseñando sus partes nobles. Esos traumas y complejos los arrastra hasta la SEV y ahora quiere borrar de su mente su pasado, obligando a otros a una “decencia” que él no conoció; ni conoce.