Todo su plan fue perfecto, casi como los exfuncionarios en el sexenio priista de Javier Duarte de Ochoa en Veracruz; sin embargo, también les llegó una auditoria de rutina que las encontró culpables de desviar el dinero para satisfacer sus necesidades del momento.
Ni con cien “Padres nuestros” o “Ave marías” -oraciones católicas- se salvarían de la regañiza que le dieron los integrantes de la Arquidiócesis de Los Ángeles, pues les detectaron que no era la primera vez que robaban; lo habían hecho en los últimos diez años. Para su fortuna, la Arquidiócesis se negó a denunciarlas penalmente y ni recibieron cargos criminales.