Pero la inercia de su traición no le alcanzó como para que lo dejaran subir al templete donde se encontraba Andrés Manuel López Obrador en la Plaza Lerdo de Xalapa. Seguramente Héctor Yunes, habilidoso y mañoso como es, se hubiera subido al templete, y como fan de Luis Miguel, se le hubiera ido a los besos a López Obrador, aunque quedará más evidente su traición.
El caso es que cuando intentó subir no lo dejaron. Ya bastante mal se ve el gobierno de Cuitláhuac García con tanto expriista, con tanta sabandija como Sergio Rodríguez como para permitir que Héctor Yunes, el que le jugó chueco a Pepe Yunes y al PRI, se subiera al templete para dejarse ver por la gente.