Pero lo que en realidad buscan es mostrar el músculo, presionar y chantajear al gobierno entrante para ver, si como en los tiempos de Fidel Herrera o Javier Duarte, los líderes se llenan los bolsillos. Nos queda claro que, si el gobierno de Cuitláhuac García cede a estos primeros chantajes, se correrá la voz y otras “organizaciones populares”, que durante dos años estuvieron agazapadas, saldrán a la calle a ver si consiguen, aunque sea, unos terrenos, algún puesto político para sus líderes o dinero en efectivo.
Se espera entonces que el gobierno de Cuitláhuac García no ceda a estos chantajes, porque en todo caso sería rehén de estos pseudo-organizaciones sociales, quienes han hecho de la manifestación, un modo operandi del que han sacado mucho provecho. Por el bien de la capital del estado, por el bien de los xalapeños quienes han sufrido en el pasado por estas “expresiones sociales”, se espera que terminen estas prácticas del pasado.