No está muy claro el destino del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Muchos pensaron que con los resultados de la Consulta Ciudadana quedaba claro que el aeropuerto estaba sepultado. Sin embargo, este domingo se reunió el nuevo Consejo de Administración del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) encabezado por el secretario de Comunicaciones, Javier Jiménez Espriu. En esta reunión se decidieron dos cosas, lanzar una oferta de compra de bonos por hasta mil 800 millones de dólares, lo cual tiene cierta lógica; el gobierno piensa recuperar esos bonos para dar certeza a los inversionistas.
Pero también se decidió que la obras del NAIM continuarían. Gerardo Ferrando Bravo, nuevo director del GACM declaró: «Se continuarán las obras en el proyecto durante este proceso. La intención es evaluar el plan estratégico para tomar decisiones sobre las acciones a tomar, y realizar, en caso necesario, una actualización al Programa Estratégico Institucional del NAIM».
Si lo que se piensa es cancelar el proyecto, si lo que se busca es recuperar esos bonos, ¿para qué continuar las obras? Es decir, ¿para qué abrirle a la llave del presupuesto para una obra que finalmente se va a ir por el caño? Todo esto genera incertidumbre y permite que los opositores a este gobierno declaren abiertamente que el aeropuerto de Texcoco sigue vivo, tan vivo como un proyecto zombi.
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