La aseveración de Andrés Manuel López Obrador no es más que el buen deseo de un mandatario que, en primer lugar, nunca atentaría en contra de un periodista, y en segundo lugar, López Obrador no puede garantizar la vida de ningún periodista. Posiblemente, con las medidas que se tomen y con el combate a la impunidad los índices de muertes de periodistas bajen considerablemente.
En México, hasta el día de hoy, es muy fácil matar a un periodista porque a los que matan periodistas no les pasa nada. Una vez que eso cambie será posible ver avances. Mientras tanto, sólo queda lamentar la muerte de los compañeros, sólo queda cuidarse, sólo queda confiar en que esto termine algún día.