Édgar Landa Hernández / Dentro de un marco soleado y un cielo despejado, pero ya con lo helado que demarca la próxima estación llega diciembre, el último mes del año.
Diciembre por lo regular es el mes donde hay mayor fluidez de dinero, que se traduce en compras, arreglos para el hogar, el tradicional pino navideño y todo lo que ello conlleva.
Llegamos los que hemos sido bendecidos en continuar el viaje a el mes más colorido del año, otros más se han ido quedando en el camino y regresado al padre, tal como lo está estipulado después de una evolución.
Iniciar un mes es de nuevo reencontrarse con los ideales, con los objetivos que aun no hemos logrado concluir, pero que en estos treinta y un días se pueden hacer realidad.
Después de una serie de funestos acontecimientos es hora de tomar nuestros sueños y cargarlos a la espalda para volver a reivindicarnos y aterrizar lo que hemos anhelado, una paz y sobre todo una plenitud en compañía de nuestros seres queridos.
Comienza un periodo en donde el enemigo a vencer somos nosotros mismos, porque el único que no nos deja salir adelante somos nosotros con nuestras actitudes negativas y que muchas veces son el ancla que no nos deja continuar nuestra travesía.
Diciembre es un lapso donde podemos aprender a vivir a plenitud, a cerrar nuestros ojos y abrir nuestra alma para saber tomar decisiones con el corazón.
Este mes es de reflexión, de hacer una introspectiva y volver a reconocer que estás hecho por manos Divinas y, por ende, has sido creado para vivir en un equilibrio y una regocijante armonía con el universo, contigo mismo, porque fuiste creado para dos cosas fundamentales: amar y ser amado.
Hoy inicia el mes en el que has de concebir que cuando tengas incógnitas, la ruta es muy sencilla, levantar los ojos al cielo, que es donde mora el Padre; y agradecer por las respuestas a tus dudas y después decirte a ti mismo: ¿Por qué no? Y entonces, atreverte a ir más allá de tus límites.
Hoy con el poder del amor que nos ha sido conferido reconocemos que nuestras palabras y acciones solo nos llevan a lo que inicialmente hemos venido a este mundo: a disfrutar y sobre todo a aprender de cada una de las personas que se nos cruzan por nuestro camino.
Hoy con tu corazón lleno de fe y esperanza mira para arriba y para adelante, sabiendo que la vida es lo que viene… no lo que fue.
Te lo comparte tu amigo de la eterna sonrisa
Comentarios