Se sabe que la mujer mintió en su grado escolar para poder conseguir un empleo en una guardería; el trabajo lo desempeñó por más de 12 años hasta que a alguien se le ocurrió corroborar los datos de las trabajadoras y se dieron cuenta que ella no contaba con los estudios que estaban registrados en su currículum. Tras conocerlo, la empresa decidió emprender acciones legales en su contra y fue procesada por mentir y condenada a cumplir una pena de 10 años.
En aquel país, la condena ha sido catalogada como exagerada y fuera de lugar. A través de las redes sociales se han manifestado para que se revise el proceso y la mujer condenada obtenga una pena menos severa a la que le dieron. En este sentido también se ha manifestado la comisión de Derechos Humanos de Grecia, y se han sumado al pedido de revisión del juicio para no afectar tanto a esta persona. La mejor opción siempre será no mentir en los currículums, diría Juan Gabriel: ¿pero qué necesidad, para que tanto problema?