El poder que los superdelegados estatales ostentarán puede llegar a sobrepasar al de los propios gobernadores. Es por ello que, ante esa “imposición”, varios gobernadores, tanto del PRI como del PAN, amenazaron con acudir ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para promover un recurso de inconstitucionalidad.
El problema no sólo es la figura de los superdelegados, que concentrarán en una sola oficina el poder que ostentaban decenas de delgados de las diferentes dependencias federales; el problema también radica en las personas que van a poner ahí. A algunos de ellos se les conoce por su voracidad, otros fueron contendientes en las elecciones con el gobernador actual y otros superdelegados, ya se sabe, llegan ahí para promoverse como los futuros gobernadores.
En respuesta a la amenaza de acudir a la SCJN, el presidente electo ya dijo que no se va a dejar chantajear (¿dónde está el chantaje?) que él sólo tiene un amo y ese es el pueblo. Sin embargo, respetuoso de los poderes, dice que, si la Suprema Corte decide que los superdelegados son inconstitucionales, él acataría la decisión.
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