Si bien la diputada se libró de las acusaciones de haber comprado una mascada con un valor de 22 mil pesos que después se aclaró que su costo real es de 10 mil pesos, por señalar que ella no la compró sino que se trata de un regalo por parte de una amiga española con la que vivió años atrás; lo que definitivamente le faltó, fue prudencia para usar una prenda de tal marca en un acto público donde seguramente alguien pudiera identificarla.
En fin, después del trago amargo, la diputada morenista aseguró que nunca fue su intención mostrarse ostentosa y lejos de eso, su perfil es bajo y piensa mantenerlo así. ¿Les servirá a sus compañeras y compañeros la experiencia para pensar mejor en lo que se ponen?