Édgar Landa Hernández / El día 13 de noviembre del mes en curso, para ser más exacto el martes pasado, me enviaban un mensaje con la leyenda que había sido afortunado ganador de un libro en una promoción que efectuó la librería “La rueca de Gandhi”. Mi sonrisa no se hizo esperar y ni tardo ni perezoso, después de un reconfortante baño, me dirigí al sitio en cuestión; sito en xalapeños ilustres, esquina con la calle insurgentes. Me atavié de una chamarra para sopesar las inclemencias del tiempo que estaban a todo lo que da. La llovizna parecían agujas afiladas que laceraban mi rostro y la neblina hacía parecer la tarde un pasaje londinense del siglo XlX .
Serían acaso las 4 de la tarde ¡cuando de repente! el ulular de las ambulancias se hacía presentes bajando a toda velocidad por la calle de clavijero, patrullas giraban sus torretas en señal de advertencia, tenían que pasar lo antes posible. Una inmensa conflagración sucedía en las inmediaciones del mercado Jáuregui, lugar emblemático para los xalapeños.
Inmediatamente me vino a la mente mis amigos que se dedican a la herbolaria justo en la parte media del mercado. La familia Del moral Sandoval. Las autoridades correspondientes nos conminaban a pasar de largo y a no detenernos para no entorpecer las actividades de voluntarios y bomberos que en una ardua labor trataban infructuosamente de controlar el incendio. Cosa que no sucedió hasta después de casi cuatro horas de angustiante trabajo, no solo para ellos, sino para los locatarios que aún se encontraban dentro, algunos de ellos sufriendo severas crisis nerviosas.
Alguna ocasión mi padre también presenció un incendio ahí mismo, pero en el año de 1952, un 28 de mayo. Un voraz incendio arrasó prácticamente con el mercado Jáuregui de Xalapa. Mi padre abastecía algunos negocios de abarrotes y semillas y era amigo de casi todos los locatarios que lo llegaron a estimar en demasía. En aquel entonces las alacenas en donde se expendían los productos eran de madera, por lo que el fuego arraso casi con todo.
Después de todo este alboroto continúe mi recorrido hasta llegar a la librería para recoger mi premio. Los encargados de la rueca de Gandhi me daban a escoger entre tres obras, eligiendo yo un libro denominado Antología de textos de aquí, de allá y de acullá. del escritor recién fallecido Fernando del paso. Bueno, ese día aún no moría, falleció al día siguiente.
No cabe duda que los acontecimientos del hoy son las noticias del mañana.
Comentarios