El perro se echa afuera de una pizzería Little Caesars, cerca de la estación de Metrobús Nuevo León, en la Ciudad de México, donde observa con detenimiento a los comensales, en busca de que se apiaden de él y le arrojen un bocado. Por cierto, se sabe que su dueña tiene una Sex Shop, tienda donde abundan los consoladores, la lencería, condones, lubricantes y otros artículos para hacer más alocado el encuentro sexual.
Vato tiene problemas de sobrepeso y obesidad. Su compañera de vida intenta cuidarlo para evitar que enferme. Al ver que su perro mata de ternura a los clientes de la pizzería, quienes lo miran a través del ventanal, se vio en la necesidad de dejar dicho mensaje en el collar, para que la gente deje de contribuir a su gula; pero, ¿quién podría negar un pedazo de pizza a Vato cuando apunta con esa mirada?