No seamos tan mal pensados, a lo mejor lo único que quiere el narcotraficante es abrazar al amor de su vida, a su esposa de 29 años porque, aunque nos parezca difícil de creer, seguro que el Chapo también tiene su corazoncito.
En la prisión en la que se encuentra, Guzmán Loera pasa 23 horas aislado en una celda y sólo cuenta con una hora para salir al aire libre y hacer ejercicio; las únicas visitas que tiene permitidas son las de sus abogados, sin embargo, tampoco con ellos tiene contacto físico pues toda la comunicación se da a través de una pared de cristal.