Cualquier asesinato es de lamentar y más cuando la violencia nos está rebasando al grado normalizarla y querer usarla como promoción o con el afán de denostar los avances en las investigaciones. La prontitud de las redes sociales y medios electrónicos se ha vuelto un arma de doble filo al no verificar la información que pueda darse a conocer antes de ser difundida e incluso, de generar juicios de valor e insinuaciones sin pensar que los implicados son seres humanos, lo mismo que sus familias afectadas.
El caso de Valeria Cruz Medel cimbró al estado y más al descubrirse que fue objeto de una equivocación por parte del crimen organizado, sin embargo, hemos podido ver en las redes sociales que luego del informe dado por las autoridades y de ser identificado el asesino, circula la comparación de éste con un joven que despareció el jueves y que se afirmaba, fue privado de su libertad por la Fuerza Civil. Los cibernautas (no su familia) de inmediato lo relacionaron con el presunto asesino dando a entender que era un caso de “chivo expiatorio”.
Sin embargo, localizando la cuenta del hermano del joven desaparecido, pudimos corroborar que éste ya apareció y en ningún momento su desaparición se relaciona con la muerte de la joven estudiante de Medicina. Todo este enrarecimiento contribuye a enrarecer el caso de la muerte de una joven inocente, y no contribuye a la investigación del asesinato de Valeria, dejando que los rumores continúen.
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