El SNTE se encuentra en el momento más álgido desde su existencia desde los años cuarenta. Su posición de apéndice del Gobierno Federal se ha podrido con la aplastante derrota del PRI. El SNTE, por primera vez desde su fundación, no tiene representación significativa en los congresos locales, mucho menos en el Congreso Federal ni en el Senado. Sus lugares han sido ocupados por maestros identificados con la CNTE.
Hoy, el SNTE tiene que tomar decisiones importantes, tiene que abrirse al cambio democrático. Y es que el comité ejecutivo nacional, en estos momentos, tiene una nalga afuera de su silla. Si el SNTE no se abre a los nuevos tiempos, corre el riesgo de quedarse fuera de la jugada.
Hasta el momento, sus enemigos ya llevan mano con el nuevo presidente electo. Prueba de ello, las reuniones que ha tenido con la CNTE y la invitación de siete líderes de esa agrupación a la fiesta democrática del ungimiento de AMLO. O el SNTE despierta o se verá rebasado por la propia base.