Y fue precisamente la petición de El Chapo al juez de distrito para que éste le concediera un “gesto humanitario”, y que le permitiese, el próximo martes, cuando comience su juicio formalmente, abrazar a su guapa y joven esposa, Emma Coronel, a quien no ha podido ver ni hablar siquiera por teléfono desde que fue extraditado hace casi dos años.
Uno podría imaginarse que el narco más buscado del mundo, que se ha escapado dos veces de prisiones de máxima seguridad, que ha estado en varios episodios violentos y al que se le atribuyen cientos de muertes de sus enemigos, no podría tener una petición tan romántica como esa, pero nos equivocamos porque al parecer como todos, él también tiene su corazoncito.