Hoy se cumplen 61 años del vuelo de la nave espacial Sputnik 2, famosa porque en su interior viajaba Laika, una perrita que ha pasado a la historia por ser el primer ser vivo en orbitar la tierra. Esta pequeña fue recogida, junto con otros perros de las calles de Moscú y fueron integrados al programa espacial de la Unión Soviética. Hoy sabemos que el final de Laika no fue como nos lo habían contado, en un inicio se decía que la nave contaba con todo lo necesario para que este animalito viajara cómodamente, que tenía alimento y agua suficiente para todo el viaje, e incluso, en su momento se dijo que una vez que terminara la misión, la nave y Laika regresarían a la tierra sanos y salvos. No fue así.
En 2002, durante un congreso espacial realizado en los Estados Unidos donde el científico Dimitri Malashenkov, uno de los participantes del proyecto Sputnik 2, informó que Laika murió unas horas después del despegue; fue el estrés y el calor de la nave los causantes de la muerte de esta perrita. Finalmente, la nave regresó a la tierra el 14 de abril del año siguiente y se desintegró junto con los restos de Laika al ingresar a la atmosfera terrestre.
Tras este viaje se desató todo un debate que exigió la garantía de que los animales utilizados en estos experimentos viajaran en condiciones óptimas y que se garantizara su regreso con vida. ¿Se imagina usted que pasaría hoy si un animal pasará por lo mismo que pasó Laika?, los animalistas se pondrían al tú por tú con los gobiernos.
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