La psicoterapeuta Sandra Gussinyé Canabal, durante su visita a la Universidad Iberoamericana en la Ciudad de México, señaló que una de las causas que influyen en el aumento de peso es el escaso control que las personas tienen sobre sus emociones, lo que los lleva a ver en la comida un inhibidor de las emociones. La experta define a este fenómeno como Hambre Emocional y dice que “muchas personas que tienen problemas de peso utilizan la comida como un gestor emocional; cuando están tristes, comen, cuando están aburridos, comen; cuando tienen alguna frustración, comen; cuando tienen algún disgusto, comen; cuando tienen alguna crisis, comen”.
Con base en el informe Panorama de la Salud 2017, realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), nuestro país se ubica en el primer lugar de los países que conforman esta organización, en sobrepeso y obesidad en la población mayor a los 15 años.
De ahí la importancia de que a la par de los programas que promueven una alimentación adecuada, se impulsen también acciones que fomenten la salud emocional, enseñar, desde casa y desde los primeros años de vida a controlar las emociones, a buscar soluciones a los problemas y preocupaciones.
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