Su influencia y poder es absoluto, no obstante, no debe subestimar tampoco el clamor popular de ver tras las rejas a los que durante décadas devastaran a las instituciones públicas. Para muestra basta un botón. Ahí está el caso de la Estafa Maestra, método que usó Rosario Robles. Éste consistía en usar universidades para triangular cantidades millonarias para dejar como puro cascaron a la Sedatu y Sedesol.
El nuevo Tlatoani salió a decir que esta funcionaria sólo es un chivo expiatorio, y tal vez sea cierto, pero entonces, es necesario poner tras las rejas a los que estuvieron detrás de esta malograda funcionaria. Que alguien le diga al oído al presidente electo que hay casos donde no cabe el perdón y el olvido, como el de Rosario Robles y el de Emilio Lozoya.