Les dijimos que era puro circo, que todo se trataba de que algunos diputados de Morena se pudieran despedir de la Legislatura que fenece como si hubieran sido luchadores sociales cuando nunca supieron ser oposición. No hubo propuestas por parte de ellos, y hay que ser honestos, cuando las hubo ni los peló la mayoría. Algunos, como Tania Carola, sólo iban a comer papitas, a calentar el asiento. A Zenyazen Escobar le urgía, como hijo putativo del próximo gobernador, que éste se diera cuenta de que movía las masas.
Finalmente, todos terminaron a los abrazos, a los besos, como si siempre se hubieran querido. El Congreso del Estado se convirtió en un circo en donde los panistas se agandallaron a los morenistas, tanto que al final los dejaron tan ciscados, que aquéllos ya veían moros con tranchetes donde sea.
El próximo 5 de noviembre entra la nueva Legislatura, una donde se estrenarán muchos diputados de Morena que darán de qué hablar, que mostrarán de qué están hechos, pero por lo que hemos visto en el Congreso Federal, lo más seguro es que decepcionarán.
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