En ese momento, el secretario de Educación señaló que no era su reforma, Otto Granados reconoció que el gobierno pudo haber procurado «procesos mucho mejores de comunicación» para argumentar en favor de la reforma. Poco antes, el funcionario había dicho que la Reforma Educativa no debe perder el ritmo y su semilla debe cultivarse.
A pesar de que los diputados del PT advirtieron que la reforma se cancelará y de que la del PRI urgiera al funcionario a señalar las consecuencias de su eventual abrogación, el secretario aseguró que «vale la pena» mantener la reforma. Lo cierto es que el funcionario peñanietista fue testigo del futuro de la Reforma Educativa junto con su instituto de evaluación.