La Consulta, ¡buen ensayo!

Consulta ciudadana FOTO: LOS POLÍTICOS VERACRUZ
- en Opinión

Salvador Muñoz / Es seguro que antes de que me vaya a dormir, haya ya un resultado de la consulta que ideó Andrés Manuel López Obrador y organizó Morena para “decidir” dónde realizar un aeropuerto, ya sea que se mantenga en Texcoco o se lleve a Santa Lucía. Mi interés por saberlo es proporcional a mi participación en la Consulta: nulo.

Entiendo la relevancia que tiene un aeropuerto en función de su capacidad para el desarrollo de una ciudad o un país, pero de eso a su construcción o simple proyecto, paso… por eso no participé. No obstante, celebro que haya gente que lo haya hecho y más cuando expresaron las razones de hacerlo: por primera vez se sienten escuchadas al menos por quienes han de ser sus autoridades, sus representantes y en estos momentos, su líder moral. Ese vacío político-moral, repito, celebro que se esté llenando con este ensayo democrático y es seguro que en aras de seguir alentando el espíritu de muchos con la autoestima política por los suelos, no sea el último… habrá muchos.

II

La nota que hizo ruido fue la de Christian Muñoz, un joven que presumió en las redes sociales la fragilidad de esta Consulta al votar por tres ocasiones en lo que en el priísmo se podría calificar como un simple “carrusel”. Después hubo quienes acusaron a Christian Muñoz de ser priísta, lo que lejos de afectar, bien se podría considerar como el mejor aval de que el sistema de la Consulta fue probado “por los mejores”.

También algunos medios de información festejaban que sus reporteros hubieran hecho lo mismo en repetidas ocasiones, lo que fue llevado como tema de discusión entre los Morenos y los medios… en qué sentido: Si estuvo bien lo que hicieron los reporteros. Si esto se hubiera llevado a una consulta, bajo una premisa que bien pudiera decir así, yo sí hubiera votado:

Reporteros participaron en varias ocasiones votando en la Consulta del Aeropuerto

A.- Consideras que actuaron como profesionales…

B.- Consideras que hicieron trampa.

Es claro que la premisa es hecha al vapor pero la idea es ésa. El sentido de mi voto hubiera sido por la B.

III

Hay algo que me hace ruido en el trabajo que realizaron estos reporteros durante la Consulta: ¿Para demostrar la fragilidad de una consulta ellos tuvieron que ser parte activa de la trampa? ¿Es válido ser actor y dejar de ser testigo? Es posible que para muchos estudiosos del periodismo y de las ciencias de la comunicación, haya luz verde para que el reportero incurra en una falta con tal de lograr su objetivo. Es posible que para otros, esté lejos de la ética periodística el exhibir de este modo los bemoles de la Consulta. Al final, el trabajo del reportero está sujeto a un jefe de Redacción o siendo más exigentes, a un Consejo de Redacción o Editorial, o hasta a un Manual de Ética que decida la validez del trabajo periodístico del reportero.

Si bien, el objetivo de los reporteros es, por decirlo de un modo, bien-informar, tenemos que anteceder también que la consulta de Morena, es bien intencionada… pero no sé si las buenas intenciones tengan cara de legal.

IV

Hablando de legal, recordé a John M. Ackerman, quien el pasado viernes escribía: “No es de ninguna manera una consulta ‘ilegal’ sino en todo caso ‘extralegal’ o ‘alegal’. La ley tiene una función importante pero no debe ser lo único que regule las acciones de los seres humanos, y menos de la sociedad. Dejemos atrás la lógica de la simulación burocrática”. Y lo traigo a cuento porque me llamó la atención que lo único que se manejó sobre la Consulta Ciudadana en la revista Proceso (“Legitimidad de la Consulta”, Proceso, 28 de octubre de 2018. Pág. 40)  haya sido la opinión del esposo de Irma Eréndira Sandoval, futura titular de la Secretaría de la Función Pública en el gobierno de López Obrador. Ya con este antecedente, está de más decir el sesgo que la revista le dio a este ensayo democrático con Ackerman. No hubo más información.

Ojalá que estas consultas, cuando sea Gobierno López Obrador, se les dé su justa dimensión, tanto por las autoridades, la prensa y los ciudadanos para que dejen de ser ensayos democráticos y en verdad, la voz ciudadana sea tomada en serio, por el Gobierno, y no por un partido.

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