El robo de arte sacro en México

Delincuente sube a un autobús para asaltar; a la hora de sacar su arma se atora en el pantalón y se dispara en sus partes íntimas FOTO: WeB
- en Opinión

Jorge Díaz Bartolomé /El robo de arte sacro en los pueblos de México es una triste realidad, es parte de un saqueo que ha durado al menos dos siglos, acentuándose de manera importante a principios del siglo XIX, cuando los templos fueron ocupados por las diversas fuerzas revolucionarias. Durante cuatro años hemos documentado cientos de capillas, iglesias y conventos en doce entidades federativas, nos hemos percatado de las condiciones en las que se encuentran los templos. En algunas localidades, sus celosos pobladores no permite fotografiar los interiores, ante el temor de que su arte sea expuesto en catálogos, para luego por encargo, mandar a robarlo.

Una noche del mes de abril del 2004 fueron robados ocho lienzos de la iglesia San Antonio de Padua, en la comunidad de Tenextepec, municipio de Perote, Veracruz, dichas obras fueron recuperadas por la PGR, restauradas por el INAH, en un proceso que duró un año, para finalmente entregarlas a la comunidad el 25 de octubre del 2018, en medio de la alegría de sus habitantes. Sin duda es una noticia que vale la pena compartir, ya que con la denuncia oportuna, las obras pueden ser recuperadas y se combate el mercado negro de arte sacro, que hoy en día es una triste realidad.

Cabe destacar otro ejemplo que sucedió en 2001 en el municipio de Tochimilco, Puebla, localidad ubicada en las faldas del Popocatépetl. En 2001 fue robado del ex convento franciscano de la Asunción de Nuestra Señora una imagen de San Francisco de Asís tallada en madera en alto relieve, elaborada en una sola pieza, con un peso aproximado de 200 kilogramos, una maravilla de la mano de obra indígena. Cuatro años después, la pieza fue localizada en la Galería Peyton Wright de Santa Fe, Nuevo México, Estados Unidos. Gracias a la denuncia correspondiente por el delito cometido contra el Patrimonio Cultural de la Nación y la intervención de la Interpol, el gobierno mexicano a través del INAH, solicitó la repatriación de la pieza; la obra de arte sería subastada por la galería en 255 mil dólares. Cuando el retablo regresó al pueblo, sus habitantes lo recibieron con júbilo y una emotiva fiesta. Actualmente es resguardado con mayor cuidado por los habitantes de Tochimilco y sólo se expone en ocasiones especiales.

Las obras de arte sacro son codiciadas por coleccionistas que pagan fortunas por ellas, basta recorrer el país y ver tristemente las iglesias y capillas prácticamente desmanteladas.

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