En México se juega con la muerte, se le habla de tú, se le representa y se le viste como la típica Catrina de Posadas. En muchos hogares mexicanos se ponen altares con ofrendas y alimentos, si al difuntito le gustaba el chupe y el cigarro, pues sus deudos lo complacen ese día con esos gustos.
En el país vecino se le da un toque mortuorio y grotesco que raya en el terror ridículo; su fiesta se llama Halloween, también conocido como Noche de Brujas, Noche de Muertos o Noche de Víspera de Difuntos; es una celebración moderna resultado del sincretismo originado por la cristianización de la fiesta del fin de verano de origen celta llamada Samhaín.
Lo cierto es que en México es un buen pretexto para hartarse de tamales y chocolate. Así que este día primero y día 2 de noviembre, tómelo con calma, deje que el cuerpo agarre su forma y buen provecho.