La reinstauración de la “mapachería de Estado”

Este jueves 25 de octubre inició la Consulta Nacional sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) y en la ciudad de Xalapa se colocaron seis módulos en distintos puntos FOTO: FRANCISCO DE LUNA
- en Opinión

Aurelio Contreras Moreno / La primera gran iniciativa lanzada por lo que será el próximo régimen gobernante en México resultó, además de una gigantesca tomadura de pelo, una grotesca reedición de las peores prácticas para manipular a las masas.

La “consulta” convocada por Morena y el presidente electo Andrés Manuel López Obrador para “definir” la ubicación del próximo aeropuerto de la Ciudad de México es una enorme farsa plagada de irregularidades que, por sí mismas, harían inválido este mecanismo. Aunque desde su mismo diseño no tiene ningún valor legal, pues no cumple con ninguno de los requisitos establecidos en la Constitución General de la República Mexicana para llevar a cabo este tipo de ejercicios. Eso ya se sabía.

Lo nuevo es que quienes durante doce años gritaron y señalaron el fraude del que supuestamente fueron víctimas, ahora organizaron una “consulta” a los ciudadanos replicando esos mismos vicios que antes denunciaban y que llevaron a establecer una serie de controles que encarecieron brutalmente el sistema electoral mexicano.

En medios, redes sociales y distintas plataformas se exhibió que la “consulta” no tiene control alguno. Por todos lados se evidenció que se podía votar cuantas veces se quisiera mientras se cambiara de casilla, tanto en la Ciudad de México como en otros lados. Veracruz no fue la excepción.

La aplicación que supuestamente registra la votación y que tendría que impedir la duplicación de los sufragios simplemente no sirvió. La tinta con la que se marcó el dedo de quienes acudieron a las improvisadas urnas se borra con facilidad. Existe absoluta opacidad respecto de cómo y quién resguardará esos votos para que no sean manipulados. No hay ninguna certeza de que se vaya a dar protección a los datos personales de los votantes. Y no existen medios de impugnación para inconformarse por los resultados o por la manera como se desarrollan las jornadas, que durarán cuatro días.

Por otra parte, el clarísimo sesgo que desde su convocatoria tuvo la “consulta” le quita cualquier traza de legitimidad. Sus promotores indujeron todo el tiempo el sentido de la votación para favorecer a una de las opciones. Las urnas se colocaron en demarcaciones en donde Morena tiene presencia y ganó las pasadas elecciones. Y en el colmo del despropósito, ¡no hubo urnas en ningún aeropuerto! La opinión de los usuarios reales de las terminales aéreas no fue importante para los consultantes.

En suma, la “consulta” lopezobradorista es un completo desastre que bajo ninguna circunstancia debería ser tomada en cuenta con un instrumento válido para la toma de decisiones de un gobierno serio y responsable. Menos, para definir una obra como un aeropuerto, que además de la millonaria inversión, implica poner en juego las vidas de millones de personas que en el corto plazo usarán sus servicios.

Pero lo peor de todo es el engaño. Quienes de buena fe acudieron y acudirán a emitir una opinión sobre un tema del que la gran mayoría de la población desconocemos sus implicaciones técnicas, son víctimas de un mañoso y calculado ardid para legitimar una decisión que ya ha sido tomada con antelación, haciéndoles vivir la ilusión que de verdad están siendo tomados en cuenta por la nueva clase gobernante.

Mientras se reinstaura la “mapachería de Estado” a su máxima potencia.

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