La consulta por el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) es una vacilada. Primero, porque la decisión se la dejan a una masa de inexpertos sobre el tema, es decir, nosotros. Segundo, aunque es una decisión que afecta la economía del país, la consulta la propone un partido, Morena, no el gobierno. Tercero, aunque desde un principio politizar el tema del aeropuerto fue un error, ahora quieren que los ciudadanos seamos los que nos equivoquemos; es decir, el muerto nos lo van a cargar a nosotros.
Cuarto, los que promueven la consulta, ya inclinaron la balanza, ya saben que sus “zombies” decidirán por las dos pistas de Santa Lucía. Quinto, cualquier decisión que tomen, ya sea Texcoco o Santa Lucía, los mexicanos seremos siempre los que paguemos los platos rotos.
Ante este panorama, mejor ni participar en la consulta. Dejemos que la incipiente democracia de izquierda se equivoque sola; que se den cuenta que su “Hiroito” a la mexicana no es infalible, y que de plano a veces le conviene quedarse callado.
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