Los maestros, los de a de veras, saben que la mejor evaluación es la que se da en el aula. Conocer la personalidad del alumno, sus competencias y carencias, saber cuál es el mejor estilo de aprendizaje y, además, saber administrar el tiempo y recursos con los que se cuenta, no es tarea fácil, no cualquiera lo puede hacer. Sólo lo hace un maestro bien preparado y consiente de su responsabilidad.
La evaluación que quiso imponer el Instituto para la Evaluación de la educación (INEE), mediante un examen obtuso y cuadrado, no pasó de eso, de un examen que sólo medía una parte cuantitativa, la parte cualitativa y humanística nunca apareció en ese dichoso examen. Por esa razón, la Ley de Servicio Profesional Docente hizo su debut y despedida y no le sorprenda que por ahí también se vaya el Nuevo Modelo Educativo con sus Aprendizajes Claves.
El maestro de vocación hace mucho con poco, sabe que debe crecer y actualizarse, por esa razón ve con buenos ojos la propuesta del presidente electo de “capacitarse”. Y es seguro que los maestros lo harán prestos, ya sin la puya que amenazaba su permanencia laboral.
Comentarios