Arturo Reyes Isidoro / Uno porque ya se va y quiere escurrir el bulto lo más pronto que pueda; el otro porque llega sin experiencia y por lo mismo ve las cosas fácil; pero el tercero me dio la impresión de que barberamente emitió una opinión con música de ángeles y arcángeles para deleitar el oído de su jefe cuando sabe la gravedad de la situación.
El meteorólogo Federico Acevedo Rosas, cual mago con bola de cristal, pronosticó ayer en la reunión del Comité Estatal de Emergencias (¡Eureka, por fin sesionó!) que no obstante que pasado mañana jueves entrará un nuevo frente frío, “las condiciones no se acumularán”.
Exactamente quién sabe qué quiso decir, pero se entiende que pretendió hacernos creer que lo que venga no agravará la situación que ya viven miles de veracruzanos cuyo patrimonio está bajo el agua o dañado en forma irremediable por las inundaciones que provocó el frente frío 6.
Lo dijo frente a su jefe el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, cuya administración le aumentó su sueldo en forma ilícita, según acaba de determinar el Orfis. Nos quiso dar atole con el dedo con tal de agradar a quien le paga diciéndole lo que quería escuchar, algo que no le lastimara el oído.
Ojalá y Federico fuera el rey de la certeza y en efecto no tuviéramos más consecuencias por los frentes fríos que vienen (está pronosticado uno por semana en lo que resta el año), pero ni él ni nadie salvo Dios puede predecir lo que la Naturaleza nos tiene preparado. Hubiera sido preferible que alertara a no confiarnos y a no bajar la guardia porque quién sabe.
Y es que para el gobernador Yunes el que miles de veracruzanos vivan en los techos de sus casas, se muevan entre aguas putrefactas, hayan perdido todo lo que tenían (“Hay muchas personas que perdieron todo, sus muebles, su ropa, su calzado, todos sus alimentos…”, dijo el alcalde Álamo Jorge Vera, quien está demandando víveres en forma inmediata), estén durmiedo en albergues, sus siembras se hayan perdido, etcétera, etcétera, “esto no quiere decir que Veracruz en general se encuentre en situación de desastre…” (alcalorpolitico.com).
Para él solo se trata de “un fenómeno natural” aunque reconoce que afectó 52 municipios, 34 mil 561 viviendas, a 150 mil 320 personas en 155 colonias y 400 comunidades, había al menos 1,764 personas evacuadas, se había rescatado a 8 personas, se han registrado 21 deslaves, 41 vías de comunicación han sido afectadas, existen 36 escuelas con daños y ya hay dos muertos y dos desaparecidos. Todo por ahora.
El Comité sesionó en la comodidad de la Sala de Banderas y al abrigo del Palacio de Gobierno en lugar de hacerlo en Pánuco o en Minatitlán o en algún punto de la Cuenca del Papaloapan o de Los Tuxtlas donde se vive el drama en toda su crudeza. Qué bonito es ver llover y no mojarse.
Se ve que el gobernador ya no ve la hora que se acabe su responsabilidad y que Cuitláhuac García entre al relevo y se enfrente a la gran bronca. Expresó que como su gobierno está a 38 días de concluir, no quiere “actuar con ligereza” (?) ¿Actuar en horas de emergencia, apoyar a damnificados, prevenir más afectaciones, velar por la seguridad de sus representados es actuar con ligereza?
Sensata invitación
Al menos dijo que solicitará al Gobierno federal la declaratoria de desastre para que quienes los van a sustituir se queden con apoyo para enfrentar la situación, y ante las quejas de los diputados federales de Morena de que no se ha apoyado por igual a los municipios afectados, invitó a Cuitláhuac a incorporarse al Comité Estatal de Emergencias.
“Yo haría una invitación muy cumplida y responsable al gobernador electo a que se incorpore al Comité Estatal de Emergencias en razón de que seguramente lo que suceda o los hechos que deriven de este frente frío y de la temporada de intensas lluvias podrán trascender a esta administración; me faltan treinta y ocho días como gobernador y habrá afectaciones que no podamos terminar de resolver”.
Aunque ya sabemos que Cuitláhuac no va a aceptar, la invitación es correcta y oportuna. Esto, a mi juicio, está al margen de la entrega-recepción. En realidad es una situación de emergencia y lo que dijo Miguel es cierto: los hechos que deriven del frente frío 6 y de los que vienen así como de la temporada de lluvias, tormentas y huracanes, le darán la peor recepción que gobernador alguno haya tenido al tomar las riendas del gobierno.
Yunes Linares apuntó que habrá afectaciones (en realidad ya las hay) “que no podamos terminar de resolver” (¿pero cuáles ha empezado a remediar ya?).
Quienes vivimos y participamos en la gran tarea de apoyo, auxilio y rescate en aquella histórica inundación de 1999 (sobrevivimos muchos; el gobernador Miguel Alemán Velasco se puso al frente de los trabajos de emergencia y nos coordinó) sabemos muy bien la magnitud de lo que se está presentando, y en mi caso por eso repruebo que Acevedo Rosas no presente las cosas tal cual son.
Por experiencia (y no me preocupa que me tomen por petulante pero verdaderamente me interesa la suerte de los miles de damnificados porque viví de cerca, vi y sentí lo que sufren) me atrevo a decir que el gobernador Cuitláhuac García no tiene ni la más remota idea de lo que se trata ni de lo que le espera.
Dijo (según uno de sus boletines de prensa de ayer) que cuando esté en funciones buscará un diagnóstico de las vertientes de los ríos “que estén taponeadas y requieran alguna obra para evitar en el futuro este tipo de situaciones que perjudican a la población”. Lo más que se puede hacer son dragados de ríos que resultan insuficientes cuando llueve mucho y cuando escurre mucha agua de las partes altas de los estados que nos circundan. Qué bueno que todo se redujera a tapones naturales en el Coatzacoalcos o en el Papaloapan, por ejemplo, que además pudieran quitarse.
No se trata de eso. Se trata de contener la fuerza de la naturaleza que es imprevisible, impredecible, incalculable, que salva los obstáculos humanos, que toma su propio rumbo para, en el caso del agua, encontrar sus propios cauces arrasando con todo lo que encuentre a su paso (Adalberto Tejeda Martínez y Sergio Rodríguez Elizarrarás, investigadores serios y quizás sus amigos en la Universidad Veracruzana lo pueden orientar mucho, son expertos en el tema).
Sería oportuno que se integrara al Comité de Yunes e incluso si se lo permitiera que se pusiera ya al frente para que empezara a prever cómo le va a hacer para enfrentar el desastre natural que va a heredar; sin duda la catástrofe está por encima de sus diferencias políticas y lo cierto es que buena parte del Estado, del territorio estatal quedará severamente dañado, ya ya ni se diga las vías de comunicación y muchas obras, aparte de los daños a humanos.
Estamos todavía en octubre y falta noviembre. Al margen de los pleitos políticos, desde ya se deben sumar esfuerzos como alguna vez lo hicieron los hasta entonces eternos enemigos a muerte tlacotalpeños y alvaradeños cuando una grave inundación cubrió Alvarado en el siglo pasado, historia que en forma por demás amena narra Roberto Blanco Moheno, quien fue escritor y periodista, en Un son que canta en el río. Era, por cierto, nativo de Teocelo.
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