En su cumpleaños número 89, el que fuera el partido de las mayorías sufrió el más grande descalabro de su vida, perdió casi todos los puestos de elección popular. Durante los gobiernos de Fox y Calderón, el PRI servía para algo. Esta vez no hay nada de eso. Esta vez los mariachis callaron, no hubo nada que celebrar.
La decisión de poner un candidato presidencial ajeno al partido, no les funcionó, éste no ganó en ninguno de los 300 distritos del país, el tricolor perdió las seis gubernaturas en juego y algo peor, no es mayoría en la Cámara de Diputados ni en la de Senadores. Hoy los priistas están cosechando lo que sembraron durante casi 90 años, y por si se les olvida, los morenistas están muy al pendiente para recordárselos.