Sin embargo, olvidaban que, en política, nadie está completamente muerto. Para la maestra Gordillo el tiempo y las circunstancias soplaron a su favor. Su estructura familiar y de aliados incondicionales fueron colocados en el tablero morenista y, como drones, fueron manejados profesionalmente por la maestra. Esta jugada caló para bien en el ánimo de los jorocones de Morena, especialmente en el de Macuspana, Tabasco.
Hoy que la maestra está libre, cerca de donde se parte el queso y con todas las posibilidades de regresar a cobrar facturas al SNTE, sus traidores se cambian la camiseta. Los incondicionales de Díaz de la Torre, sí, esos traidores que la negaron tres veces antes de que el gallo cantara, regresan con la cola entre las patas a declararle nuevamente su amor eterno. ¡Pinches líderes patéticos!