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Juan Carlos Molina, al PRI

Édgar Hernández* / 

¡Ya trae la bendición!

Es un ranchero alegre, muy alegre.

Le gusta la política. Será, a partir del 5 de noviembre, de los tres únicos legisladores priistas que carguen las siglas en el Congreso. Trae además un localizado apetito, aspira a dirigir a su partido en los momentos de su peor crisis, cuando el tricolor es bocado de carroñeros.

Es Juan Calos Molina Palacios.

El dirigente campesino va por la dirigencia con la consigna de que es posible que su partido, a la vuelta de tres años, se coloque en el segundo lugar de la preferencia electoral.

De otra suerte, en ese escenario tan adverso, el PRI está en serio riesgo de desaparecer”, sostiene con gesto trágico.

Molina Palacios, quien desde septiembre del 2015 tomó la batuta del sector campesino deja en claro que “jamás hemos recibido prerrogativa alguna del PRI”.

¿No hay apoyos?

No. Es más, creo que el campo ni siquiera está preparado para votar”.

En Veracruz, la entidad más rica del país, el abandono del agro es total; los pueblos están vacíos; el campo yermo; la producción caída; los estímulos mínimos. Es más rentable migrar a las ciudades o a Estados Unidos, que ponerse a producir”.

Amigo de sus amigos, este agradable hombre del campo -1.82 de estatura, guayabera blanca, botas totonacas y obligado sombrero de ala ancha- es compadre de Héctor Yunes; es muy amigo de Pepe, el de Perote; quiere bien a Ramón Ferrari y gusta de la producción ganadera- presume lo que más le gusta, “tengo un rancho en Medellín de Bravo”.

Política, ¿Hábleme de política?

El PRI está en la lona, pero no está muerto. Se debe integrar una nueva dirigencia con todas las de la ley; alejarse de las rémoras; trabajar para el 2021 para alcanzar el mayor número de alcaldías y ganar espacios en las diputaciones locales y federales”.

¿Deben terminar los cotos de poder?

Indiscutiblemente. El PRI tiene que reconstruirse desde las bases. Debe contar con un Consejo Político verdaderamente representativo y recatar a la juventud con propuestas atractivas”.

Lo suyo es la política, pero su pasión “insisto” es la ganadería.

El periódico norteamericano The Brahman Journal, de mayor influencia a nivel mundial en temas de genética bovina, reconoció por primera vez en la historia, a un toro mexicano, el nuestro, como ‘campeón de campeones’, por encima de las mejores potencias ganaderas del mundo”.

Y agrega:

El semental galardonado es “Laureano Del Alba” y pertenece a la ganadería veracruzana “Rosa Del Alba”, de nuestra propiedad “y lo destacó ya que el mejoramiento genético que hemos alcanzado ha sido multipremiado en diversos concursos de genética bovina a nivel nacional e internacional”.

En efecto, Juan Carlos Molina Palacios ha recibido por dos años consecutivos el Premio Nacional al Mérito Ganadero de manos del presidente de México, Enrique Peña Nieto.

Pero ¿Y la política?

Bueno, en primer término tengo que destacar que soy dirigente campesino, no tenemos apoyo, pero vamos a México y tocamos puertas todos los días y todos los días se abren”.

¿Y ahora con el arribo de las nuevas instituciones?

Bueno pues estamos en las mejores posibilidades que México se coloque en materia ganadera en los aparadores mundiales con especímenes de tan alta calidad que logran superar a los de países como Brasil, Estados Unidos, Panamá, Australia, Colombia, Francia o Inglaterra, entre otros que se caracterizan por sus altos estándares de calidad en genética”.

Y también rescatar el agro. No podemos dejar de ser el primer productor de azúcar en el país, pero tampoco podemos depender del monocultivo”, asegura el máximo representante de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos.

¿Y también rescatar al PRI, regresando a la política?

Sí. Vivimos el peor momento de nuestra historia partidista. Tenemos que rehacernos”.

Juan Carlos es un hombre feliz. Lo trasmite. Transpira tranquilidad, aunque dice extrañar a sus hijos, más a su hija que estudia y trabaja en Holanda, pero tiene el consuelo de su esposa Rosy Guízar, quien cocina verdaderamente delicioso, así como del trabajo que desde las seis de la mañana le entrega a su rancho “Rosa de Alba”.

Esos son sus satisfactores “pero también la política, más ahora que voy por el PRI”.

Juan Carlos ya platicó con quien tenía que platicar y hay consensos y simpatía para que encabece los nuevos esfuerzos del derruido PRI que en la última elección no alcanzó los 600 mil votos tras lo cual perdió la gubernatura y cayó en el último lugar en la preferencia electoral.

Al PRI vamos a darle respiración boca a boca”.

¿Boca a boca?

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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