Las fatuidades de la 4ª Transformación en la portada de Hola; ¿qué carajos hacen ahí?

En portada de la revista Hola, César Yáñez y Dulce Silva FOTO: HOLA
- en Carrusel, Opinión

Armando Ortiz / No había necesidad, ya los medios de comunicación de todo el país habían cubierto la boda del año entre César Yáñez y Dulce Silva. No había necesidad de conocer los detalles fatuos del hombre más cercano al presidente electo, ese que viene criticando a la prensa “fifí”, ese que viene proclamando el fin de los excesos, ese que enarbola la bandera de la austeridad. En la revista Hola no sólo aparece lo más granado de la sociedad, sino además las personas más alejadas de la realidad cotidiana. Muchos de ellos no han tenido la necesidad de trabajar, otros son parte de una farándula que representa todo lo contrario a lo que López Obrador pregona. Ellos mismos se definen así: “La revista Hola es una publicación (…) que se dedica a comunicar acontecimientos recientes de la vida de la farándula principalmente, abordando también temas como moda, actualidad, belleza, mujer, hombre, cocina o decoración”; nada más alejado de la realidad, de la austeridad, de la cuarta transformación. La revista Hola fue el medio preferido de Angélica Rivera, a la que le dedicaron una media docena de portadas. Pero la Gaviota nunca pregonó austeridad, antes bien ella misma se definió como una mujer fatua, es por ello que Hola era la revista adecuada para ella. Pero los que pregonan austeridad, los que pregonan una cuarta transformación, ¿qué carajos hacen en Hola?

Angélica Rivera y Peña Nieto se separan; la actriz sólo hizo el papel de primera dama, que no espere ninguna nominación al Oscar

Desde un principio se dijo que el matrimonio entre Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera sólo era un matrimonio por conveniencia. Después de la trágica muerte de la esposa de Peña Nieto, se requería una actriz que hiciera el papel de su vida para convertirla en la primera dama del país. A alguien se le ocurrió que fuera Angélica Rivera, sin importar que ella ya hubiera estado casada con el hermano de Verónica Castro. La elección fue mala, al poco tiempo se dieron cuenta. La Gaviota no tuvo nunca la candidez no el carisma que se requería para el papel de primera dama. El colmo fue cuando la señora de Peña Nieto salió a defender a su esposo por el tema de la Casa Blanca y se puso a regañar a los mexicanos asegurando que ella era lo suficientemente solvente como para comprarse una casa que no tenía ni Obama. Ahora que Salvador García Soto, columnista de El Universal revela que Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera se separaran legal y formalmente (hace dos años que no duermen en la misma cama), se confirma que la Gaviota sólo era una actriz a la que le pagaron por hacer el papel de primera dama. Pero su actuación fue pésima. Que no espere Angélica Rivera ninguna nominación al Oscar.

No te preocupes Eugenio Hernández, no robaste ni mil millones; siguiendo la regla Duarte, sólo te darán unas cuantas semanas de cárcel

¿Usted cree que Eugenio Hernández, exgobernador de Tamaulipas está preocupado porque ya lo vincularon a proceso por los delitos de enriquecimiento ilícito y lavado? El señor ha de estar de lo más tranquilo, pues conoce muy bien cómo se mueve la justicia en este país. En este país debes preocuparte si te robas unas gallinas para comer, pero robarse menos de mil millones de pesos del presupuesto de un estado no es nada. Si a Javier Duarte lo condenaron a nueve años de cárcel por robar 60 mil millones de pesos y le aplicaron una multa de 59 mil pesos, a Eugenio Hernández que no se pudo robar ni mil millones de pesos pues lo que le espera es una pena de cárcel de unas cuantas semanas y unos 50 pesos de multa. A eso se le debería llamar la “Regla Duarte” y en adelante a cada político corrupto que se robe el dinero de los ciudadanos se le debe aplicar esa regla. Claro, Eugenio Hernández no debe tardar en declararse culpable y acogerse a las benéficas leyes mexicanas que le otorgan mayores beneficios a aquellos que con sinceridad reconocen sus culpas y devuelven parte de lo robado.

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